Una vez más nuestro compañero Pablo Ser nos regala la crónica de nuestra salida de fin de semana.
10/12 de mayo de 2019
Albarracín
tiene un imán especial para el club, no sólo por la belleza de esta
ciudad medieval, sino porque estratégicamente es un buen punto de
inicio de rutas de BTT, que transcurren por los Montes Universales y
que buscan enlazar con el Alto Tajo, como era nuestra intención.
Durante
varios años estuvimos haciendo variantes a una ruta que convertimos
en clásica y que nos llevaba de Albarracín a Cañete. Al grupo del
Club En Ruta se sumaba el del Club Ciclista de Cañete y en ocasiones
nos juntábamos un grupo tan numeroso que se hacía necesario un
autobús de apoyo.
Ahora
que éste último anda un poco disuelto, andamos buscando nuevos
itinerarios desde Albarracín hacia el Alto Tajo y la Serranía de
Cuenca. Como proyectos futuros están unir Albarracin con Cuenca en
una sola jornada, para lo cual ya hay dos posibles recorridos, o
también seguir el GR113 “Camino Natural del Tajo” desde
Albarracín hasta Fuentidueña de Tajo o hasta Aranjuez, o hasta
Toledo…, o quizá hasta la frontera con Portugal en Cedillo
(Cáceres) donde finaliza el GR, o ya puestos, hasta Lisboa.
Los
tramos que compartimos con el Camino Natural estaban perfectamente
señalizados y balizados, aunque siempre da más seguridad llevar el
track real que podemos descargar de su blog o de su perfil de
wikiloc.
Después
de esta introducción, vamos a desgranar un poco cómo nos fue e
intentaremos transmitir las sensaciones que vivimos en este intenso
fin de semana.
Sábado, 11 de mayo: De Albarracín a Peralejos de las Truchas
Iniciamos
nuestra ruta recorriendo las empedradas callejuelas del centro
histórico de Albarracín y nada más atravesar las murallas que la
protegen, encontramos la primera señalización del GR113 donde nos
impresiona ver la distancia hasta la Presa de Cedillo, nada menos que
1.045 km.
Desde
el mismo arco podemos ver cómo trepan las murallas hasta lo alto del
cerro y hacia allí nos dirigimos. La subida nos hará entrar en
calor enseguida con buenos repechos que hacen que ganemos altura
rápidamente.
Conquistada
la Torre del Andador en la parte más alta de las murallas, punto
álgido del sistema defensivo de Albarracín, merece la pena una
breve parada para divisar a vista de pájaro su estratégica
ubicación, situada en una colina rodeada por un meandro casi
circular que describe el río Guadalaviar. La ascensión no ha
terminado todavía, pues aún nos quedará un buen tramo de subida
por el Camino de Valdemarín hasta coronar el cerro donde está
situado el repetidor. El paisaje descarnado y estepario es de gran
belleza, seguramente castigado por el viento en altitudes superiores
a los 1.400 metros. Superada nuestra primera dificultad montañosa,
descendemos a gran velocidad hasta el río Guadalaviar, que
seguiremos aguas arriba hasta la localidad de Torres de Albarracín.
El paisaje ha ido cambiando y el pinar ha ido ganando terreno al
sabinar. Junto al pueblo y al lado de un puente que cruza el
Guadalaviar, se encuentra el área recreativa de la Fuente de la
Veguilla, muy arbolada y que proporciona buena sombra.
Torre del Andador |
Tras
recorrer las calles de Torres de Albarracín, volvemos a nuestro
itinerario para afrontar otra dificultad montañosa, remontando el
Barranco de las Fuentes, que nos llevará al Cerro Paja (1.532 m) y
al Collado de Calomarde.
Rodaremos
por todo el cordal de la Loma del Valle, siempre por encima de los
1.500 metros de altitud, con constantes subidas y bajadas de no
demasiada inclinación pero con sensación de auténtico
rompepiernas. Poco más adelante llegaremos al impresionante Cañón
del Guadalaviar, cuyos escarpes conforman un espacio único y que
divisaremos en altura.
Llegados
a la carretera, la cogeremos a la derecha en dirección a Villar del
Cobo donde nos espera la furgoneta de Pablo (Presi) con el esperado
avituallamiento. Tras el refrigerio, abandonaremos en esta jornada el
trazado del GR113 para seguir unos kilómetros por carretera hasta
Griegos. Mañana volveremos a recuperarlo en algunos tramos. No
importa hacer algo de asfalto cuando el trazado está inmerso en el
angosto barranco por el que discurre el río Griegos.
Nada
más rebasar la localidad, afrontaremos la subida al punto de mayor
altitud de esta jornada para recorrer la Muela de San Juan y sus
pistas de esquí de fondo. La Cruz de Santa Bárbara pone fin a esta
ascensión y de nuevo la visión de la “presi-furgo” nos da alas.
No tiene precio estar a más de 1.830 metros de altitud, después de
una dura subida, y tener un maletero lleno de viandas para reponer
fuerzas. “Rumbo”, el mastín del Presi que también nos acompaña,
está feliz porque algún embutido cae en sus fauces, siempre
teniendo cuidado de nuestros dedos, pues aún es cachorro y tiene
mucho empuje cuando le ofreces un premio.
Podemos
contemplar desde esta posición los campos de dolinas u hoyones como
los conocen en la zona, situados entre Griegos y Villar del Cobo. De
naturaleza kárstica, al disolverse la roca caliza se forman relieves
hundidos que recuerdan al interior de la cumbre de un volcán
apagado. Estas depresiones del terreno son ciertamente
espectaculares, pudiendo alcanzar centenares de metros de diámetro.
Cruz de Santa Bárbara |
Después
de tan gratificante pausa, circundamos toda la Muela de San Juan por
la pista exterior de esquí de fondo, custodiados por grandes
extensiones de pinos albares.
Descendemos
por el Barranco de las Avellanas hasta el pueblo abandonado de
Villanueva de las Tres Fuentes, antigua pedanía de Orea aunque se
encuentra más próxima a Griegos, hoy de propiedad particular. Si
estuviera habitado, sería el núcleo de población a mayor altitud
de la provincia de Guadalajara (1.500 m), título que ostenta la
localidad de Orea (1.497 m). Podemos imaginar el aislamiento y las
condiciones de vida que tenían que soportar sus antiguos moradores,
con rigurosos inviernos, una temperatura media anual de 6,5 °C, 200
heladas por año con mínimas inferiores a -20°C. Lamentablemente ya
ha cumplido más de 45 años en el olvido.
![]() |
Villanueva de las Tres Fuentes (Foto de Purasierra) |
Desde
este punto haremos un par de entretenimientos antes de llegar a Orea.
El primero para ir al encuentro del río de la Hoz Seca, hacia el
Alto de las Aguas y rodeando el Cerro de los Bonetes por el Barranco
del Pajarero. Al cruzar el río, vemos que lleva un caudal mayor que
el que acostumbrábamos a ver en nuestras rutas de verano, por lo que
la jornada del día siguiente la auguramos más emocionante, pues el
Hoz Seca sería el protagonista en los primeros compases de ruta. Lo
acompañaremos durante un buen trayecto hacia el Camping de Orea. Y
en el segundo entretenimiento, rodeamos en ascenso Peña Rubia y la
Majada del Chiquillo, bajando a Orea por un entretenido camino, donde
nos espera un nuevo avituallamiento con la furgoneta de apoyo.
Orea |
Salimos
de Orea por la carretera en dirección a Checa, que pronto
abandonamos a la izquierda por un camino que cruza el río Cabrillas
y que se abre paso entre campos de labor, donde habrá que
abandonarlo para seguir el GR10, cuya baliza puede pasar
desapercibida por lo que en este punto hay que estar atentos. Nos
espera una subida en singletrack con algún tramo técnico y una
bajada divertida y serpenteante entre piedras y campos de jaras,
siendo un buen aliciente en este recorrido en el que abundan más los
caminos y las pistas.
Checa
nos llama la atención por sus casas encaladas, sus casonas
señoriales y la iglesia con su mirador. También por el paso del
Arroyo de la Pedrera que discurre alegre por sus empinadas calles y
es salvado por numerosos puentes.
![]() |
Chequilla. Las Quebradas. |
Desde
Checa llegaremos a Chequilla por carretera en ligera subida,
disfrutando desde lejos de las grandes rocas silíceas conocidas como
Las Quebradas, situadas junto al pueblo. Es una localidad con mucho
encanto al estar plenamente integrada en este conjunto de rocas
rojizas. Las fotos no hacen justicia a la peculiaridad del paisaje y
aprovechamos para hacer un breve recorrido entre las piedras. También
hicimos un último avituallamiento antes de acometer las durísimas
rampas del barranco de Valdelosa.
El
camino es más llevadero pues lo han asfaltado desde la última vez
que lo recorrimos en el año 2006, pero aun así castiga de verdad
por su gran porcentaje y por los 100 kilómetros que llevamos en
nuestras piernas. Buscamos nuestro ritmo más adecuado y vamos
salvando el gran desnivel de estos paredones hasta que por fin lo
coronamos para disfrutar de un vertiginoso descenso hasta Peralejos
de las Truchas.

Después
de unos 108 kilómetros y casi 10 horas de bicicleta, nos merecíamos
una buena cena y el lugar elegido fue el restaurante Acebos del Tajo,
donde su propietario nos sugirió con gran acierto unas bandejas con
parrillada mixta que fueron del agrado de todos y que calmaron
nuestro voraz apetito. El trato fue estupendo como también el
excelente sabor de las carnes a la brasa. Por cierto, nuestra mesa
fue muy bien atendida por el hijo del propietario que es una joven
promesa del ciclismo y que compite en un equipo por tierras
valencianas.
La furgoneta del Presi ha sido providencial en el día de hoy, pues nos ha servido de apoyo para los avituallamientos y para el traslado de equipajes desde Albarracín hasta Peralejos de las Truchas. En compañía de Rumbo, su “pequeño mastín”, varios conductores fueron turnándose a lo largo del recorrido, celebrando el resto de ciclistas esos esporádicos encuentros en los que abríamos las neveras llenas de bebidas frescas, nos hacíamos bocadillos con embutidos o dábamos buena cuenta de las tortas de aceite.
Track
de la ruta:
Domingo, 12 de mayo: De Peralejos de las Truchas a Tragacete
Tras
un buen desayuno en Casa Pura, salimos a primera hora de Peralejos de
las Truchas por el Camino de La Herrería. La mañana está fresca,
mucho más que en Albarracín, tanto que los coches presentan una
buena capa de escarcha. Menos mal que hoy también comenzamos
subiendo para ir entrando en calor.
Los primeros kilómetros son de suave ascensión hasta la Ermita de la Virgen de Ribagorda, donde hacemos un alto para contemplar una de las más bellas panorámicas del Alto Tajo con las rochas de Belvalle, por cuya finca de toros bravos hemos pasado en otra de nuestras travesías, los farallones pétreos del Machorro y del Poyal de los Corzos, las dos muelas Pinariegas y las hoces del Tajo.
Los primeros kilómetros son de suave ascensión hasta la Ermita de la Virgen de Ribagorda, donde hacemos un alto para contemplar una de las más bellas panorámicas del Alto Tajo con las rochas de Belvalle, por cuya finca de toros bravos hemos pasado en otra de nuestras travesías, los farallones pétreos del Machorro y del Poyal de los Corzos, las dos muelas Pinariegas y las hoces del Tajo.
A
partir de aquí nuestro trazado coincidirá durante un buen tramo con
el GR113 “Camino Natural del Tajo”, pero en sentido contrario.
Bajaremos
a la Herrería de los Morencos por un sinuoso y a veces empinado
sendero con buena ciclabilidad. Actualmente en ruinas, se trató de
una de las herrerías más importantes que hubo en el Alto Tajo. De
estilo molinés, fue construida en el siglo XVIII a orillas del río
de la Hoz Seca para forjar el hierro extraído de las minas de Checa.
Impresiona ver el entorno que rodeaba a estas construcciones, tan
aislado y agreste.
![]() |
Herrería de los Morencos |
Continuamos
por el GR junto al río de la Hoz Seca hasta llegar a un vado en el
que han construido un puente peatonal, que evita el paso del río al
que nos veíamos obligados anteriormente. Se agradece, pues el Hoz
Seca desciende con bastante caudal y la mañana está algo fresca
como para mojarse los pies. Luego el Júcar se encargaría de ello,
pero ya sería en los últimos compases de la ruta.
Nada
más cruzar el río, comienzan los 2 kilómetros más infernales que
yo haya conocido como ciclista de montaña, ni siquiera comparables a
puertos míticos como el Anglirú, Peña Escrita o los tramos más
duros de la Transpirenaica. El paso de los años ha ido estropeando
aún más esta subida inhumana de lecho pedregoso, que nos obligará
a desmontar en algunos tramos y a sudar tinta en los que intentemos
mantenernos sobre las bicicletas. La temible Cuesta del Acebar, así
se llama la bestia, se convierte en todo un reto que nos parecerá
imposible, incluso para los vehículos todo terreno más adaptados.
Prueba de ello son las advertencias mediante señalización de
peligro y de pendiente que nos anuncian rampas del 30%.
Una
vez llegados al alto, merecerán la pena las increíbles vistas,
desde donde podremos contemplar buena parte del camino que traíamos
desde Peralejos de las Truchas, y abajo en la profundidad del río,
veremos los restos de La Herrería.
Un
poco más adelante hicimos un intento de asaltar Los Altos de la
Campana, para darnos el gustazo de ver el paso rocoso que sirve de
puerta a la Hoz del Tajo, pero el tiempo iba en nuestra contra y
tuvimos que abortar. Este tramo está suprimido del track al no
llegar a su objetivo, además de carecer de sentido el tener que
atravesar una finca privada para nada.
En
este enlace podéis ver otra versión de este mismo recorrido que
atravesando el Paso de la Campana, desciende al río Tajo por la
Rambla Malilla en el Barranco de los Huecos, llegando a Tragacete por
la Pista de Rilaga, Nacimiento del Júcar y Estrecho del Infierno:
De
nuevo en marcha, y tras un pedregoso y largo descenso, tomamos el
Camino de la Cañada, muy cómodo y rodador, que nos llevará hasta
el mismo Tajo, a la altura del área recreativa de Veguillas de Tajo,
donde podremos recargar agua fresca en la fuente.
A partir de aquí nos esperan unos 9 kilómetros de pista con tramos en subida que nos desgastarán bastante, con un firme pedregoso que dificultará nuestro avance.
Al
llegar al Tormo de Cañaveras, donde estaremos en la divisoria entre
las vertientes mediterránea y atlántica, nos desviamos a la
izquierda para dejarnos caer hasta Tragacete por el magnífico
entorno del Nacimiento del Júcar en los Ojuelos de Valdeminguete.
Tendremos
que tirar un poco de técnica en los primeros compases de la senda y
nos veremos obligados a desmontar en el paso del Estrecho del
Infierno. Más adelante, vadearemos el río Júcar, que esta
primavera se presenta más caudaloso de lo normal y podremos sentir
sus gélidas aguas en nuestros pies. No importa, a estas alturas de
ruta y con el acumulado del día de ayer, sólo tenemos ganas de
llegar a Tragacete y descansar nuestros agotados cuerpos.
Una
vez llegados al Estrecho de San Blas, sólo nos queda dejarnos caer
hasta Tragacete por la carretera del albergue de San Blas.
Track
de la ruta:
NOTAS AL FIN DE SEMANA:
Han
sido un par de jornadas estupendas desde el punto de vista deportivo
y de convivencia. Felicito a todos mis compañeros por su total
disposición a la hora de afrontar estos retos y por su magnífico
estado de forma y de ánimo.
El
entorno y el clima han sido propicios para disfrutar con nuestras
bicicletas de espectaculares parajes de los Montes Universales, del
Alto Tajo y de la Serranía de Cuenca.
“Pedir
más es avaricia” (Fito)
“Todo
ha ido perfecto. Cero caídas, cero averías” (Abel)
“No
sé cómo, pero cada vez que hago una travesía en bicicleta engordo
dos kilos” (Eduardo)
“Todavía
tengo pelos del perro en mi ropa ciclista” (otra vez Eduardo)
“Guau,
guau” (Rumbo)
“Silencio,
Sit” (Pablo Presi)
“No
sé cómo aguantamos” (las bicicletas)
AGRADECIMIENTOS:
Como
siempre que hacemos rutas o travesías no circulares, hemos contado
con nuestros amigos Vicente y Rubén de las Cabañas Rurales Los
Barrancos (http://www.losbarrancos.es/),
que nos trasladaron a Albarracín y que nos recogieron dos días más
tarde en Tragacete para el viaje de regreso a Cuenca. La logística
del transporte fue perfecta, viajando cómodamente 12 pasajeros y 12
bicicletas en 2 furgonetas y el remolque del club.
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