RUTA DE TEJADILLOS AL COLLADO DE LOS POTROS Y TRIALERA DE LAGUNILLOS
Domingo 6 de agosto
Las cabras:
Los Pablos-Juanito-Julián-Fito-Eduardo Seligrat-Javier Turégano-Manolo Delgado-Manoloenduro-Carlos Villar
Cómo nos fue:
Como podéis comprobar, no he actualizado el blog con las dos últimas rutas porque una caida en la ruta de Pajaroncillo me escacharró la cámara de fotos y todavía no está reparada. Esta vez Carlos Villar hizo de reportero gráfico y aquí os cuento nuestra peripecia.
Iniciamos la ruta desde el Aula de la Naturaleza de Tejadillos, junto a las cabañas de Tejadillos y el Monumento a la Madera de Gustavo Torner.El viejo puente del río Escabas está derruido por lo que será preciso vadearlo por una zona en la que se ensancha y podemos cruzarlo por unas piedras sin tener que mojarnos, excepto Juanito, por supuesto, que no se anda con milongas y entra a saco en el río a pesar del fresco de la mañana.
Un poquito de senda-camino junto al río y nos metemos de lleno en una ascensión que comenzamos montados, metiendo todos los hierros para descabalgar unos metros más adelante y empujar la bicicleta un buen tramo hasta llegar a un pinar donde nace el arroyo de Peralejo, cuyo manantial, si seguimos su cauce, encontraríamos a pocos metros. Continuamos intentando adivinar la forma del antiguo camino, hoy intransitado e invadido por el pinar hasta llegar a un pequeño collado donde volvemos a la civilización: Un camino como Dios manda porque lo que hemos subido hasta ahora, ni las cabras, vamos.
Una vez en la pista del Cerviñuelo y la Fuente de la Tía Perra, la cogemos a la derecha para, a continuación abandonarla a la izquierda y coger el Camino de la Toba, donde tenemos la suerte de presenciar una bacanal de buitres, que amontonados en una gran manada de más de un centenar de ejemplares, dan cuenta del cadáver de un bicho. Nuestra presencia es advertida por los carroñeros que, a saltos, algo torpes y con el buche lleno, intentan subir por la ladera del fondo del arroyo para coger altura suficiente para arrancar el vuelo. La escena es de película como cuando van despegando aviones de guerra y poco a poco el cielo se va cubriendo de buitres.
Pista del Cerviñuelo y la Fuente de la Tía Perra. Llegamos a la civilización
Después de este espectáculo, continuamos ascendiendo al Collado de los Potros. La subida no es muy larga pero el ritmo del grupo es vivo y seguir la rueda de los más escaladores exige un esfuerzo extra del que nos reponemos en el collado.
Entramos en la finca de la Casa de los Olmos, paradisíaco rento, hoy abandonado y en estado de ruina, para asomarnos a la primera hoz que ha labrado el río Trabaque a escasos metros de su nacimiento. Baja poco agua –maldita sequía – y la espectacular cascada se ha reducido a una pobre ducha insignificante.
Rento de la Casa de los Olmos. Hacia la Hoz del Trabaque
En época de lluvias sería una espectacular cascada
Entre robles centenarios y encinas, rodeamos el Puntal de los Cachorros, donde vacas y terneros descansan sobre el manto verde y salimos a la carretera del Hosquillo para hacer poco más de 5 kms de estrecha carretera donde de nuevo se impone un fuerte ritmo de subida al Collado de los Periquitos para bajar a toda velocidad a la misma puerta del Hosquillo.
Ascensión obligada por camino hasta el Alto de Peñajosa (popularmente la Peña del Reloj) para contemplar, desde este magnífico puntal, la Reserva en toda su extensión, las oseras del Rincón del Buitre que cierra este acotado natural de piedra, fruto de la erosión del río Escabas, el Cerro de la Bandera y la Sierra de Poyatos y la Hoz del Escabas, echando la vista atrás y a descender de nuevo hasta la puerta del Hosquillo y por el viejo e intransitado camino de Lagunillos, todavía más agreste que el de subida, bajamos, no sin dificultad, incluso andando, por un pedregal con zonas de gran pendiente.
Cuando el terreno nos lo vuelve a permitir, montamos de nuevo en las bicicletas disfrutando todavía de un sensacional descenso hasta Lagunillos.
Ascensión obligada por camino hasta el Alto de Peñajosa (popularmente la Peña del Reloj) para contemplar, desde este magnífico puntal, la Reserva en toda su extensión, las oseras del Rincón del Buitre que cierra este acotado natural de piedra, fruto de la erosión del río Escabas, el Cerro de la Bandera y la Sierra de Poyatos y la Hoz del Escabas, echando la vista atrás y a descender de nuevo hasta la puerta del Hosquillo y por el viejo e intransitado camino de Lagunillos, todavía más agreste que el de subida, bajamos, no sin dificultad, incluso andando, por un pedregal con zonas de gran pendiente.
Cuando el terreno nos lo vuelve a permitir, montamos de nuevo en las bicicletas disfrutando todavía de un sensacional descenso hasta Lagunillos.
Mirador de Hosquillo
La fuente, cuya generosidad es capaz de llenar un bidón de agua en décimas de segundo, nos calma la sed. A pocos kilómetros ya del final, vamos observando las magníficas pozas y zonas de baño que ofrece el Escabas y de nuevo en el Aula de la Naturaleza de Tejadillos, vaciamos una nevera con cervezas y refrescos que ha traído Carlos Villar acompañados con patatería de los acampados del fin de semana.
Resumiendo, una ruta por zonas virginales del corazón de la Serranía de Cuenca, con una subida más de senderismo que de ciclismo, un fantástico entretenimiento por la Dehesa de los Potros y un descenso de locos desde el Hosquillo hasta Lagunillos.
Chicos, el domingo que viene más.
Resumiendo, una ruta por zonas virginales del corazón de la Serranía de Cuenca, con una subida más de senderismo que de ciclismo, un fantástico entretenimiento por la Dehesa de los Potros y un descenso de locos desde el Hosquillo hasta Lagunillos.
Chicos, el domingo que viene más.
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