miércoles, mayo 23, 2018

Por fin se hizo realidad el ansiado proyecto que nos propuso hace unos años nuestro buen amigo y compañero Tino de pasar un fin de semana en BTT por su tierra, la Sierra de Gredos. Se malogró en aquél entonces por la mala previsión meteorológica, pero aunque la lluvia también iba a hacer acto de aparición según S. Google, esta vez no nos iba a detener. Lástima que el anfitrión no pudo venir por tener la bicicleta colgada por lesión, pero se encargó de facilitarnos tracks y aconsejarnos actividades,  sobre todo gastronómicas,  para nuestro tiempo libre. 


Llegamos a Candeleda el viernes por la tarde y fue un subidón de adrenalina ver las cumbres de la Sierra de Gredos con Los Galayos y el imponente Almanzor cargados de nieve. En plena primavera esto auguraba unas estupendas jornadas de bicicleta,  atravesando valles y “colladitos” con todos los ríos y arroyos rebosantes de agua, y así fue. 

Nos alojamos en el Hotel La Pastora situado junto a la Garganta de Santa María, un paraje singular que merece la pena visitar. Es un hotel económico y muy funcional para un grupo como el nuestro, compuesto por 11 ciclistas con sus 11 bicicletas. Nos ofrecieron todo tipo de facilidades en cuanto a la logística, pues necesitábamos un lugar seguro para el remolque portabicicletas, adelantar la hora del desayuno para empezar a rodar a primera hora de la mañana, habitaciones sin cargo para ducharnos al finalizar la ruta del domingo, etc. Hay que reconocer que nos facilitaron mucho las cosas y hasta hubo el domingo churros calentitos para desayunar ,todo un detallazo. Vaya desde aquí nuestro agradecimiento y nuestra recomendación. 

Arenas de San Pedro. Bajo Tiétar. Sierra de Gredos Sábado, 19 de mayo.


El sábado por la mañana partimos en coches hasta la localidad cercana de Arenas de San Pedro, desde donde iniciamos el recorrido de la etapa reina del fin de semana. Necesitábamos buen espacio de aparcamiento para coche y remolque y qué mejor que en el aparcamiento del cementerio. 

Comienzo de la Ruta. Arenas de San Pedro.
Tras montar las bicicletas y realizar esos pequeños ajustes y comprobaciones rutinarias, ponemos rumbo a La Parra y a Mombeltrán, donde comienzan los primeros “subeybajas” con algunas rampas que ya nos iban anunciando la dureza de la ruta. El descenso hacia Mombeltrán nos ofrece buenas vistas de su imponente castillo propiedad de los duques de Alburquerque. 

Castillo de Mombeltrán
Desde Mombeltrán iniciamos una larga ascensión de unos 15 km, pasando por Santa Cruz del Valle hasta el Puerto de Pedro Bernardo. Es muy constante pero tendida y se va ganando altura con relativa comodidad. Las vistas van abriéndose y cambian al pasar de una vertiente a otra. El día soleado con el que comenzamos la ruta ya no lo es tanto y empiezan a caer las primeras gotas del día, agradables y refrescantes. Después sería otro cantar, pero eso será más adelante. 

Comienza el ascenso.

Buen descenso hasta San Esteban del Valle, desde donde picando para arriba enlazamos por caminos, algunos de ellos empedrados, con otros dos pueblos de idéntico apellido de la Mancomunidad del Bajo Tiétar: Villarejo del Valle, con un estupendo ambiente turístico y motero, y Cuevas del Valle,  donde hicimos una parada para reponer fuerzas con unos bocatas y unas patatas meneás típicas de la zona.


Fue providencial el avituallamiento, porque justo después nos esperaba la parte más exigente del recorrido con la subida al Alto de la Centenera. Ésta sí se hace dura y cada cual sortea los exigentes repechos como mejor puede.  

Alto de las Campanas.

La subida al Alto de las Campanas nos pone en fila todavía más y vamos coronando a cuentagotas. No podemos disfrutar mucho tiempo de la conquista porque lo que comenzó siendo una fina lluvia se convertiría en una tormenta en toda regla que nos empaparía por completo. El largo descenso hacia El Arenal nos dejó ateridos de frío, pero tras una breve tachuela volvimos a entrar en calor para iniciar otro tramo en descenso hasta El Hornillo,  que resultó ser lo más divertido del día, enlazando senderos rápidos con algunas zonas técnicas que dieron un inmejorable broche final a una ruta con abundancia de pistas y caminos hormigonados, por lo que estos últimos kilómetros los recibimos mojados hasta arriba, pero con gran alegría.  

Castillo Arenas de San Pedro


Finalizamos la ruta haciendo un recorrido urbano por Arenas de San Pedro hasta llegar a nuestro aparcamiento del cementerio, donde no hubo ingresos porque llegamos todos sanos y salvos.
Y así transcurrió otra fantástica jornada de bicicleta de las que quedan grabadas en la retina y que recordaremos siempre, porque pedalear por estas montañas es todo un privilegio y un espectáculo.



Y ahora toca reponer fuerzas con una buena cena y para ello tenemos mesa reservada en el Mesón El Castillo en Candeleda, regentado por Juanjo, un buen amigo de Tino, que nos trató de maravilla y nos hizo entrar en calor con un asado de chuparse los dedos. Los entrantes también fueron deliciosos y generosos, con quesos del lugar, ensaladas y pimientos rellenos. El comedor reservado para nosotros era muy acogedor e invitaba a la animada conversación y al repaso de anécdotas del día. Antes de marchar, Juanjo, como buen anfitrión, nos invitó a unos licores con los que brindamos por el éxito de nuestra expedición y por que tengamos en el futuro muchas rutas como la del día de hoy.


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Candeleda - Santuario Virgen de Chilla - Castro Celta El Raso - Candeleda.  Bajo Tiétar. Sierra de Gredos.  Domingo, 20 de mayo.

Subida al Santuario de la Virgen de Chilla

A la mañana siguiente, todos puntuales,  comenzamos la jornada revisando las bicicletas y poniéndolas a punto. Necesitaron engrase después de las tormentas del día anterior  y nada más desayunar nos pusimos en marcha. Hoy toca un recorrido corto que nos permita regresar a Candeleda a tiempo de darnos una ducha y comer algo antes del viaje de regreso a Cuenca, y con esta premisa teníamos dispuesto un coqueto recorrido por las estribaciones de la Sierra de Gredos, comenzando por la subida al Santuario de la Virgen de Chilla y siguiendo en buena parte por el GR-180 hasta el Castro de El Raso.  Después de los porcentajes del día de ayer ésta nos parece un paseo, pero aún así tiene rampas duras que hacen que calentemos en pocos kilómetros. 


Santuario de la Virgen de Chilla.

Tras un emocionante tramo trialero llegamos al Puente de Chilla, desde donde podemos contemplar la garganta del mismo nombre que recoge el agua de deshielo de las cumbres de la Sierra de Gredos, comandadas por el Pico Almanzor, formando un río alegre y ruidoso salpicado de grandes piedras.


Y por fin llegamos al Castro Celta de El Raso donde nuestro compañero Carlos nos ofrece detalles del modo de vida de los habitantes de la Edad del Hierro, y del porqué de las fortificaciones que construyeron los vetones en este estratégico lugar.

Castro Celta de El Raso

Iniciamos rápidamente el regreso pues la tormenta ya se estaba gestando  y descendimos a la localidad de El Raso, donde repostamos agua. Tras unos kilómetros de asfalto nos desviamos para coger el Camino del Tejar de Bula, que enlaza con la carretera del Santuario de la Virgen de Chilla  en suave ascenso. Llegados a este punto nos queda acometer un largo rampón de aproximadamente 1,5 km, con porcentajes superiores al 25% sin apenas descanso, para acceder a la Senda de Chilla y disfrutar de un divertido descenso con zonas técnicas,  y algunas muy técnicas,  que nos llevaría de nuevo a Candeleda.

Fuente en la localidad de El Raso

Cruzamos nuevamente el Puente Viejo y remontamos la Garganta de Santa María hasta llegar al Hotel La Pastora, donde nos esperaba otra reunión en torno a la mesa para comentar animadamente las mejores jugadas del día. Situados en el porche del comedor y a cubierto de la tormenta que se desató durante la comida, dimos buena cuenta de los platos del menú. Hubo comentarios de elogio al pote de berzas,  que algunos hubiésemos repetido si no tuviésemos un largo viaje por delante, y también brindamos por la suerte que habíamos tenido al finalizar la ruta justo antes de la lluvia. 

Puente Viejo de Candeleda.

La resaca del fin de semana todavía continúa y sigo teniendo imágenes a borbotones de parajes, rincones, detalles y sensaciones que me hacen revivir estas dos increíbles rutas por la Sierra de Gredos. Esto todavía me hace desear más una próxima escapada. Será en el verano, pero antes nos quitaremos el mono en la Beteta Marathon Bike Xtreme. Allí nos vemos.

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