SÁBADO, 21 DE OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA SIERRA
DE FRANCIA.
La
Alberca – Monforte de la Sierra – Cepeda – Miranda del Castañar – Villanueva
del Conde – Sequeros – San Martín del Castañar – Las Casas del Conde – Laguna
de San Marcos – La Alberca.
Como última escapada del año 2017, nos embarcamos en
un vibrante fin de semana para hacer un par de recorridos en la Sierra de
Francia – Las Batuecas, desde el municipio de La Alberca.
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La Alberca |
La mañana del sábado no pintaba demasiado bien y
desde las ventanas del bar donde estábamos desayunando veíamos caer la lluvia bajo
un cielo cubierto de gris. Resignados a mojarnos y a pasar una jornada pasada
por agua, no hicimos más que coger las bicicletas y dejó de llover al instante.
Los duendes del lugar nos han concedido una tregua. Menuda suerte la nuestra, terreno con buen
agarre, un clima otoñal propicio y la montaña desplegando todos sus aromas. ¡A
disfrutar toca!
Buena parte del recorrido transcurre por el GR-10,
atravesando bosques de robles, castaños, nogales, acebos, cerezos, encinas,
eucaliptos y madroños. El otoño ha salpicado los senderos de hojas, frutos y
bayas, y el suelo cruje a nuestro paso al romper con nuestras ruedas bellotas
del tamaño de un dedo pulgar. ¡Cómo tienen que criarse aquí los jabalíes!,
comentaba nuestro compañero Abel.
Tomamos rumbo a Monforte de la Sierra por el Camino
de las Raíces que, como a lo largo de todo el recorrido, combina un paisaje espectacular con creaciones
artísticas. Así pasamos junto al llamado “Montón de Piedras” con su cruz en lo
alto y nos detenemos en la ermita de Majadas Viejas, donde destaca su púlpito
exterior y su espectacular enclave donde también hay un pozo porticado, para seguir
sendeando junto a la canalización del agua que va a Monforte, un pequeño pueblo
tranquilo, escondido y recóndito donde sus habitantes no deben saber lo que es
el estrés.
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Canal de Monforte |
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Monforte de la Sierra. |
Atravesamos el pueblo y nos dirigimos hacia Mogarraz
siguiendo el “Camino del Agua” que une ambas localidades. Este otoño el agua
escasea tras una pertinaz sequía, pero los arroyos todavía conservan pequeños
caudales que van sorteando grandes piedras cargadas de musgo, como en el caso
del Arroyo de Los Milanos, que atravesamos por el Puente de los Tres Ojos,
donde nos sorprende otra obra escultórica compuesta por sillas, denominada
“Siete sillas para escuchar”.
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Siete sillas para escuchar |
El fuerte desnivel de las zetas para llegar a
Mogarraz, fue atenuado por los ánimos de un numeroso grupo de senderistas que
nos hicieron subir jaleados como si fuéramos grandes escaladores del Tour. Así
no hay rampas que se resistan. La verdad es que es un placer encontrarse gente
así. Recorrimos sus callejuelas y plazas, acompañados por los antiguos
moradores de la localidad que están retratados en las fachadas de las casas. La
obra es del pintor salmantino natural de Mogarraz Florencio Maíllo, que ha
querido colgar por las calles del pueblo un instante del otoño de 1967, cuando
un fotógrafo de la villa retrató a todos sus habitantes para que tuvieran la
foto-carné necesaria para sacarse el DNI.
Continuamos por los pedregosos y técnicos senderos
del GR-10, que nos van aproximando a la localidad de Cepeda, para ir en busca
de Miranda del Castañar, población fortificada situada en un promontorio
elevado que domina estratégicamente todo del valle, con la Peña de Francia al
fondo. La subida es técnica, con mucha piedra y acelera a base de bien nuestras
pulsaciones, pero el esfuerzo merece la pena, pues se trata de uno de los
conjuntos amurallados más notables de la provincia de Salamanca, además de
estar incluido en el selecto club de “Los pueblos más bonitos de España”.
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Cepeda |
Nuestro destino ahora es Villanueva del Conde, por
lo que tras una breve parada para recuperar fuerzas, volvemos al valle tras un
emocionante descenso para coger el “Camino de los Prodigios” donde naturaleza y
arte vuelven a combinar con gran acierto. Vamos ganando altura en suave ascenso
pero continuado y tras un breve recorrido por las calles y plazas del pueblo y
de deleitarnos con su bella arquitectura popular, seguimos en ascenso hacia la
localidad de Sequeros. Echando la vista atrás podemos contemplar la distribución
peculiar y única de Villanueva del Conde, donde todo el pueblo rodea y protege
en forma de círculo los huertos urbanos de la localidad. ¿Que quieres unas
verduritas?, …, pues coges cualquier calle del pueblo hacia el centro, y pal
huerto a por los tomates. Estos serranos sí que están preparados para un
asedio.
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Villanueva del Conde |
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Humilladero de Sequeros |
Llegamos a Sequeros tras un corto tramo de carretera
y nos asomamos al mirador de La Cabezuela, donde, en mejores condiciones
meteorológicas, hubiésemos podido ver todo el perfil de la Sierra de
Candelario, con sus más de 2.400 metros de altitud. Callejeamos hacia la Ermita
del Robledo y el Humilladero desde donde cogemos el Camino del Asentadero-Bosque
de los Espejos con magníficas vistas a la impresionante Peña de Francia, punto
culminante de la ruta de mañana. Para mí este es el tramo de más belleza de
todo nuestro recorrido y a la vez el más técnico. La suerte sigue estando de
nuestro lado porque el terreno seco hace que las piedras sobre las que nos
movemos no nos hagan deslizar al carecer de humedad, ganando en seguridad y
pudiendo hacer el intrincado descenso sin descabalgar de la bicicleta. Por el
camino vamos dejando atrás
manifestaciones de artistas locales como el grupo escultórico de Los
Pájaros del Alba, el Asentadero de los Curas o las vidrieras de la derruida y
escondida Ermita de Santa Lucía.
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Los pájaros del Alba |
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Ermita de Santa Lucia |
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Descenso de Sequeros a San Martín del Castañar |
En San Martín del Castañar hacemos un alto para
reponer fuerzas con la suerte de encontrar abierto (gracias al buen tiempo) El
Chiringuito donde los bocadillos vuelan de lo ricos que están y del hambre que
llevamos. La terraza está entre rocas y junto a la piscina natural del río
Candervelo y podemos disfrutar de la terraza soleada y tomarnos un breve
descanso antes de continuar la ruta.
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Chiringuito San Martin del Castañar |
Retomamos el Camino del Asentadero de los Curas-Bosque
de los Espejos, para dirigirnos a Las Casas del Conde. La comunicación entre
pueblos a través de estos caminos y senderos es todo un ejemplo de turismo
activo para el senderismo y la bicicleta de montaña. Este tramo es mucho más
relajante, pues apenas hay desnivel entre San Martín del Castañar y Las Casas
del Conde y el sendero es muy entretenido entre bosques, viñedos perdidos y
olivos, muchos de ellos convertidos en obras de arte al ser esculpidos por
Amador, artista de la madera de este último pueblo, al que accedemos por el Via
Crucis y su espectacular Calvario donde no podemos dejar de parar para
inmortalizar el momento.
Tras una corta y rápida bajada por carretera,
cruzamos el precioso puente medieval sobre el Río Francia y tras dejar a
nuestra derecha el área recreativa El Peñalbo, iniciamos el largo camino de
subida que nos llevará de nuevo a La Alberca. El firme es muy bueno y la subida
no presenta dificultad alguna a excepción de la exigencia física de un ascenso
continuo de unos 10 kilómetros.
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Puente medieval Río Francia en Casas del Conde |
Y otra vez en el Camino de Las Raíces, pero por la
vertiente contraria, buscamos la Laguna de San Marcos y la derruida ermita del
mismo nombre, junto a un espectacular mirador con las mejores vistas de la
omnipresente Peña de Francia.
Por último pasamos por el área recreativa de Fuente
Castaño donde disfrutamos de un frondoso paisaje antes de llegar a La Alberca.
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Área recreativa de Fuente Castaño |
En resumen, el recorrido tiene de todo y todo
bueno,…, sube y baja, sendas, descensos técnicos, bosques llenos de vida,
arroyos, ríos, piedras,…, y cada kilómetro hace que cada uno saque lo mejor de
sí mismo en cuanto a esfuerzo y técnica. Kilometraje, quizá escaso para lo que
estamos acostumbrados, pero intensos como sólo en la Sierra de Francia pueden
ser.
DOMINGO, 22 DE OCTUBRE: SUBIDA A LA PEÑA DE FRANCIA
Y VUELTA AL ROBLEDAL DEL CASARITO
La
Alberca – Peña de Francia – El Casarito – El Cabaco – Nava de Francia – La
Alberca
El principal atractivo de la ruta del domingo fue la
ascensión a la Peña de Francia. Partimos desde la Alberca por carretera en
dirección hacia el Alto del Portillo para coger el camino que rodea el Valle de
Lera, que en suave ascenso y a media ladera de la Sierra de la Alberca, nos va
aproximando a las faldas de la Peña de Francia. Pasamos por un par de
chozas-refugio en muy buen estado de conservación y enlazamos con la carretera
a 6 kms de la cumbre. Cada uno impone el ritmo que más le conviene y el grupo
se acaba estirando en busca de la cima. La ascensión es suave, con muy buen
firme y sólo es cuestión del calentón que quiera darse cada uno.
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La Alberca |
Una vez reagrupados arriba, pudimos contemplar las
grandes vistas que se abrían ante nosotros. En los muros hay indicadores a modo
de mirillas para localizar parajes y pueblos y a vista de pájaro se podía
adivinar el recorrido del día anterior.
Tras recorrer los alrededores del santuario,
iniciamos el descenso hacia El Casarito por el GR-10, abriéndonos paso entre
cabras montesas acostumbradas al trasiego de ciclistas y senderistas. Es un
tramo trialero con algunos pasos técnicos y pedregosos, sinuoso y divertido y
más veloz a medida que vamos abandonando la zona rocosa y nos adentramos en el
bosque. Todos nos congratulamos porque no hubo que registrar en el parte de
guerra, ni caídas ni averías. Así que, contentos e ilesos, seguimos marcha para
enlazar con el track original que habíamos abandonado en una zeta de la
carretera para seguir trialeando hasta El Casarito.
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Peña de Francia |
Una vez recuperado el track, nos quedaba el tramo
más rodador de la jornada atravesando suaves laderas plagadas de roble hacia El
Cabaco, donde no hubo tiempo de visitar las minas romanas de oro de Las
Cavenes, pero sí de degustar un coñac de 40 años que nos ofreció un amable
vecino, a falta de agua potable en la fuente. Y tras el lingotazo, y algunos medio dopados, continuamos ruta
para regresar a La Alberca por Nava de Francia y la última tachuela de subida a
La Alberca, ya por carretera.
Mirillas Peña de Francia |
El final de ruta fue en Embutidos Fermín, justo
antes de llegar al pueblo, donde nuestro amigo Lorenzo, otro apasionado de la
montaña, nos loncheó exquisito jamón ibérico mientras íbamos haciendo nuestros
encargos. Es obligatorio llevarse jamón y lomo de estos cerdos belloteros que
son una auténtica delicia al paladar y en esta fábrica lo bordan.
Y sin más demora, pues queda largo viaje todavía, y
tras las rápidas duchas y carga de bicicletas en los coches, abandonamos Las
Batuecas con muy buenas sensaciones, con las piernas cansadas por el esfuerzo
después de deslizarnos por valles y bosques y con el mejor de los recuerdos.
Fantástico fin de semana, que tras Cazorla y Vitoria
ponen broche final a un año cargado de aventuras en bicicleta difícil de
superar. ¡El 2018 nos espera!.
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